martes, 29 de septiembre de 2009

simulacro #3














La firma de "Damien Hirst" no es la de una persona física: al igual que sucedía en los talleres de los grandes escultores griegos, el artista no es el que realiza materialmente la obra que luego oferta. En el estudio de Hirst, como en el de Jeff Koons, trabajan más de cien personas, encargadas de llevar a cabo, con un esquema de producción estructurado al modo industrial, cada pieza.
Asimismo, "Norman Foster" no es más que el cabeza visible de "Norman Foster & Partners", un populoso despacho de producción de documentación arquitectónica que, falsamente, utiliza el nombre de su presidente como estrategia de marketing que le otorgue a su producto el halo de la producción artesanal, acorde con el humanismo arquitectónico clásico. Además de una metonimia viviente de su empresa, Norman Foster (y todos los demás, excepto estudios como OMA que prescinden de este simulacro: Koolhaas no es imbécil) es una marca en el sentido que Naomi Klein daba a dicho término.