martes, 16 de junio de 2009

mediateca #16











Estamos de enhorabuena con este post porque adjunto el link a esta joyita esquelética y misteriosa, en lo que es uno de los mejores discos de downwards: el segundo largo de Female.
Si os lo bajáis y hacéis en inevitable zapeo consistente en escuchar diez segundos en la mitad de cada tema, quizás os produzca la sensación de que se trata de lo que muchos llaman zapatilla. Pero atreviéndonos a escucharlo entero y con un mínimo de atención y respeto, nos daremos cuenta de la potencia y magia de unos tracks amelódicos y de una austeridad espartana y eremita, que nunca pretenden trascender su condición estrictamente diagramática.
La atmósfera, oscura y obsesiva, puede volverse confortable y amistosa en cuanto uno asume que se trata del esquema unifilar, en digital binario, de lo que siempre ha sido la música ritual tribal, la banda sonora ideal para las macumbas, exorcismos y éxtasis colectivos (de una colectividad aglutinada en torno a significantes, no por significados) que seguimos demandando en el siglo XXI. Pero más allá de la literatura que podamos hacen en torno a este disco (recuerdo una crítica americana que relacionaba Downwards con el caracter punitivo y purificador, de aroma evangelizador, del sistema educativo anglosajón), la música que contiene es tremendamente hermosa. Una pieza de la sencillez naive de "Because the night"(que debe ser incluida en un hipotético top ten de "Lo mejor del techno") tuvo una gran repercusión en la cultura de clubs europea, pese a lo paleotécnico y cavernícola de su sonido, siendo arquetípico en su modulación de la estructura habitual del himno rave, desvestido de toda épica, o más bien travestido en una depuración de la lógica estrictamente funcional de la música para DJs.
Pero es en las deslumbrantes "My hands untied", "No sense no reason" y (sobre todo) "Looking trough the eyes of love" donde Peter Sutton alcanza la cumbre de su carrera, al introducir en el lenguaje marcial del 4x4 una variable nueva y supuestamente antitética con las premisas del género: la síncopa. De este modo libera al techno de la cárcel del esquema bombo/hat/bombo/hat, iniciando la aventura de lo que luego se llamó off-beat o doble bombo, y que sería investigado por la generación posterior con Olga & Jozef, Rumenige, Function, Exium o Takaaki Itoh. Introduce así, en el contexto de esta música tan hierática y seriada, un componente funky muy desconcertante por su gelidez.
Hay que destacar que Female y sus compañeros, como orgullosos británicos de Birmingham, han crecido en el contexto de la riquísima y potente cultura pop británica, cuyos parámetros pretenden trascender tomando como punto de partida la dark wave industrial de finales de los 70. Y su aportación a la tradición constestataria del arte maquinista proletario, es la de evitar caer en la trampa del tremendismo y oscurantismo de la música maquinal, obviando fetichismos ideológicos. La primera generación industrial, muy influida por el futurismo, armaba una ética individualista y agresiva en la que el rugido de la máquina invocaba mugre y azufre: aquella música se concebía eencialmente como arma arrojadiza en la que la voluntad de epatar mermaba un desarrollo más versátil de la potencialidad del instrumento utilizado. Todo era, porque así debía ser, oscuridad. La generación Downwards, sin embargo, en armonía con el homo ludens al que se dirigen, prescinde de ese posicionamiento feísta y guerrillero para centrarse en la formulación disciplinar de la naturaleza de la música secuencial, poniendo la herramienta (el computador) como auténtica protagonista: no hay pretensión de autoría o emotividad, puesto que la actitud preferencial es la de escuchar a la máquina funcionando bajo su propia dinámica, e intentado acercar esta a la pista de baile. Ni más, ni menos.
Obviamente, es un disco de otro tiempo, seguramente más ingénuo que el actual, y más libre por tanto. Dumb techno, música funcional. En cualquier caso, creo que el techno es ya un capítulo cerrado en la historia de la música, hasta que se produzca una revolución tecnológica equiparable a la invasión Windows a principios de los 90. Cuando apararezca la nueva máquina, a buen seguro le corresponderá de manera automática una nueva cultura.
Y con este rollo, doy por finalizado esta racha de electrónica ultrminimal.