jueves, 22 de octubre de 2009

mediateca #47













The Surrogates, de Robert Venditti & Brett Weldele (Ed. Glenat)

El todavía reciente blockbuster "Los sustitutos" ha sido una pequeña y relativa decepción: todos sabíamos que probablemente se trataría de otra rutinaria superproducción con sus consabidas limitaciones, pero los spoilers aportaban la esperanza de que fuese una potente aportación a la tradición fantacientífica de la realidad como simulacro, cuyo emperador será siempre Phillip K. Dick. Sin embargo, como en el caso de la simpática Paycheck o la esteticista Yo, robot, el resultado final no está a la altura del clásico que pudo haber sido, pero se deja ver con muchísima simpatía. Todo ello, claro está, si obviamos su muy prescindible reflexión moral, típicamente indie: la realidad es siempre la opción más oportuna, el Ser Humano no ha de rendirse al simulacro, las corporaciones suplantan nuestras subjetividades, nos dirigimos a un nuevo totalitarismo, y bla bla bla. Estaba claro que proponer un mundo en el que los robots sustituyen a las personas iba a formalizarse como distopía, cuando lo verdaderamente audaz hubiese sido escorarse hacia lo contrario: el gimmick central hubiese merecido reflexiones más inquietantes. De hecho, se puede decir que es una historia muy Phillip K. Dick o muy Baudrillard, pero la lectura que yo hago es, sencillamente, freudiana. Terminator y Matrix inauguraron una tradición de desconfianza en lo robótico y lo virtual que se está convirtiendo en una forma preceptiva de corrección política (consensuada, moralista, un nuevo corolario) que nadie se atreve a cuestionar. ¡Con lo que a mí me gustan los robots, las suplantaciones y lo virtual!
La idea de partida es, no obstante, inteligentísima y muy atractiva: el tipo de sinopsis cuyas líneas maestras (realidad vs. su representación vs. su suplantación) atraen a los conspiranoicos como el Flautista de Hamelín a los roedores. Así que he decidido dejar el link en megaupload para bajar el cómic en el que se inspira, en perfecto castellano y chorizado del siempre sorprendente Taringa!. Leer un tebeo en la pantallaca de un PC (ups, perdón: ya sé que algunos selectos disfrutáis de fabulosos Macs) no parece una idea muy apetitosa, pero tal y como está el precio de las versiones impresas no nos vendría mal aficionarnos a una lectura digital que, por otra parte, antes o después se impondrá como la opción más sensata. Y sostenible, que es lo que toca. Viene en formato cbr y para leerlo sólo hace falta instalar, por ejemplo, el coview.