lunes, 22 de junio de 2009

mediateca #22




















En todas aquellas disciplinas que han existido siempre (la mediciona, el derecho, la arquitectura, la música...) siempre hay un punto de partida ancestral, un "grado cero" de partida, que suele ser una situación un poco tonta que deriva en la creación de todo un artesanazgo a su alrededor. Por ejemplo, el punto de partida del sistema judicial son dos personas que disctuen e, incapaces de solucionar su disputa, acuden a un tercero intermediador. La arquitectura nace cogiendo los materiales que tengas más a mano para construir un sitio calentito donde protegerse y sentirse a gusto. La pintura nace en las cuevas paleolíticas... Y así para cualquier actividad. Pues bien: soy de los que creen que lo que de poético puedan tener dichas actividades, es en la medida en que invocan ese momento inicial que da sentido último a cada disciplina. En arquitectura es algo clarísimo que creo que mis compañeros arquitectos comprenderán muy rápido, pero hasta ahora nunca me había parado a pensar que la música que me gusta (esencialmente el techno) emociona por lo tremendamente tonta que es, por la evocación casi trascendente de ese punto de partida del que hablo: la música que me gusta suele ser, por encima de cualquier otra cosa, una celebración de la música en sí misma, como los haikus en realidad no hablan de nada más que de lo que están enunciando literalmente.
El caso es que me he dado cuenta de ello ayer por la noche, cuando decidí a verme un maravilloso documental llamado "Bruce Haack, king of techno", que cuenta la historia de este hombre, un personaje absolutamente impresionante que hasta ahora no me había tomado muy en serio. Os cuento: Bruce Haack es un pionero de la música electrónica, pero no el típico académico francés del palo dodecafónico. Era un padre de familia, canadiense, muy normalito, muy burgués, que en su casa se dedicaba a construir aparatitos que producían ruidos y zumbidos y con los que hacía una música tonta... increíblemente bonita. Empezó haciendo música infantil (a todos nos encanta el arte dirigido a los niños y a menudo olvidamos dedicarle un poco de atención) fascinante por su naturaleza primitiva de, sencillamente, incitar al baile mediante asombrosos zumbidos y pitidos, y letras autoreferenciales absurdas del tipo "1-2-3 I love you, 1-2-3 let´s dance to the magic sound of love" y cursiladas por el estilo. ¡Las imágenes de los niños bailando no tienen precio, son muy tiernas!
El tío era un freako maravilloso, inventor de una máquina increíble llamada dermatrón, consistente en un circuito eléctrico que emitía sonidos cuando dos personas se tocaban entre sí. ¿No os parece una idea muy poética? Posteriormente, grabó discos oscuros en una época triste en la que Haack se alcoholizó y volvió medio tarumba, hizo música para anuncios, e incluso algo tan bizarro, loco y divertido como ¡¡¡pop electrónico católico!!! (últimamente me llaman mucho la atención los creyentes: la típica persona, sea rica o pobre, inteligente o borrica, que de repente va y cree en Dios a pies juntillas, con la que está callendo). De verdad que su música es maravillosa, pero no por su naturaleza kitsch y un poco ridícula, sino por, como digo, esa invocación casi telúrica del sentido último de la música: el efecto físico, inexplicable y primitivo, que sonidos organizados de una determinada manera producen en nuestro cuerpo. Eso se puede llevar a cabo muy bien o muy mal, pero el trabajo de Haack es, sencillamente, deslumbrante, y puede gustar tanto a los amantes del pop más ñoño, como a los seguidores del synthpop de juguete, o a eruditos estudiosos de Stockhausen. Increíble.
La peli la podéis bajar en torrent, no he tenido tiempo de buscar en el megaupload. Aquí dejo el link a uno de sus discos más recordados, "Electric lucifer", que retrata perfectamente lo que hacía Haack.En este otro enlace, tenéis la web oficial de la peli (que estuvo en google video pero la han quitado) y aquí el site oficial de Bruce. Buscad la peli en torrent o emule, si encuentro un leecher os aviso, yo personalmente estoy reuniendo todo el material suyo que encuentro, porque me parece un genio en el sentido más estricto del términio, así que cualquier aporte (sobre todo los cassettes infantiles difíciles de encontrar) son muy agradecidos. ¡Todo el mundo a bailar!