martes, 13 de octubre de 2009

simulacro #19



















M A Y O D E L 6 8


Hay tantos Mayos del 68 como podamos imaginar: lecturas marxistas, posmodernas, en clave Spinoza, psicoanalíticas, liberalistas, surrealistas. Toneladas de apuntes de Deleuze, Foucault, Barthes, Kristeva, Derrida. Pero deberíamos poner en duda esa construcción romántica y hasta entrañable que acostumbra a vendernos el orbe mediático: como sismo sociocultural e incluso cataclismo de la modernidad, sus luces pueden iluminarnos tanto como sus sombras esclavizarnos. No sé, no tengo una opinión al respecto, no estuve allí.


Recordemos el reto de Lacan a los estudiantes que se manifestaban: “Como revolucionarios, sois unos histéricos en busca de un nuevo amo. Y lo tendréis“. Y lo tuvimos, disfrazado del amo “permisivo” posmoderno cuyo dominio es aún mayor porque es menos visible. Aunque no hay duda de que esa transición fue acompañada de muchos cambios positivos -baste con mencionar las nuevas libertades y el acceso a puestos de poder para las mujeres-, no hay más remedio que insistir en la pregunta crucial: ¿tal vez fue ese paso de un “espíritu del capitalismo” a otro lo único que realmente sucedió en el 68, y todo el ebrio entusiasmo de la libertad no fue más que un modo de sustituir una forma de dominación por otra? SLAVOJ ZIZEK

Ningún futuro había en mayo. Placer desnudo del presente, sólo. A eso llamamos revolución. Nada que construir. Sólo romperlo todo: el buen sentido y las respetables normas, lo primero. Una vieja novelista indigna comprendió enseguida el envite magistral de ese lenguaje. Romper, romper y no reemplazar nunca. Destruir, dicen ellos… GABRIEL ALBIAC

En cuanto a Mayo de ?68, Deleuze decía, en una entrevista que releí hace poco, que fue un profundo sísmico cuyas ondas siguieron repercutiendo mucho tiempo después. En mi caso, aunque simpatizaba con la insurrección de Mayo de ?68, confieso que experimentaba entonces una cierta reticencia frente a su euforia "espontaneista". Desconfiaba un poco de un cierto pathos de la emoción, de esa especie de facilidad de la palabra liberada y transparente. Pero en los años que siguieron asistimos en Francia a una reacción política que se tradujo, desde el punto de vista parlamentario y electoral, en una insólita afluencia masiva de la derecha, y desde el punto de vista universitario, en un retorno violento del conservadorismo.JACQUES DERRIDA

(...) el movimiento de mayo del 68 fue, de hecho, un movimiento individualista, aunque disfrazado de otra cosa, precisamente de su contraria, de una apelación a la solidaridad. La edad posmoderna supone una mutación de la sociedad occidental, una mutación marcada sobre todo por el auge del consumo y de la comunicación de masas. Salimos del primer gran momento de la historia de la democracia, que es el de la democracia revolucionaria, autoritaria. Entramos en una fase donde la democracia abandona los deseos de cambiar el mundo. La sociedad funciona a partir de ahora en otro registro. La comunicación y el consumo se rigen por la seducción, por lo efímero. GILLES LIPOVETSKY