domingo, 18 de octubre de 2009

Todos fachas




















- Kap bambino me parecieron una acertadísima puesta al día del electroclash, mezclando el fogoso ímpetu suicida de Wendy O. Williams con la estrategia de unos Atari Teenage Riot que hubiesen ganado mucho si, como este grupo, prescindiesen de propaganda ideológica pueril. Absurdos y modernos, creo que el discurso estético de este tipo de grupos gana mucho si se prescinde de su sentido del humor. Este impresionante videoclip, si se contempla con ojos serios, se convierte en toda una obra de arte que se puede leer como brechtiana, situacionista, absurda en el sentido de Artaud o Ionesco: la acción que es revolucionaria porque prescinde de lo simbólico y lo reivindicativo. Los veo potentísimos como idea, y funcionan en el escenario como una apisonadora.
- A Nathan Fake nunca lo he seguido porque sus grabaciones resultan excesivamente sentimentales, pero tras ver su live me doy cuenta de que el chaval merece estar donde está: maneja perfectamente los asuntos importantes del techno (sometiendo el ritmo a puntuales y notorios procesos de extrañamiento, superponiendo tempos y texturas incompatibles, el sentido dadísta de la melodía y los sonidos encontrados...) y cincelando el sonido con cuchilla, dejando aristas vivas. De modo espartano :-).
-Riton me sorprendió mucho en lo poco que pude ver de su set: marcial y con una sutileza de matriz brutalista, seco y austero. Así nos gusta el techno en Galicia desde hace muchos años, y espero que así siga.
- El resto, olvidable.
- He echado un vistazo a El País, como cada vez que quiero despertar de una resaca (su capacidad de enervar es fabulosa) y me ha dado la dosis necesaria de malahostia como para seguir disfrutando del odio que siento hacia ellos. El vergonzoso texto de Vargas Llosa sobre la disoluta vida sexual de ciertos políticos es una abominación moralista, tangente a lo kitsch, ideal para embobar a los oficinistas con ganas de escandalizarse el domingo por la tarde por lo mal que va el mundo (y son muchos, creedme). Luego, su reivindicación del Spotify me ha dejado claro que jamás miraré esa página, que intuyo quieren convertir en el nuevo Facebook: un site con halo de modernidad y de sitio en el que hay que estar, y que cuenta con el respaldo de todas las órbitas de poder. Y como inevitable guinda del pastel, nuevas ofensivas a costa del caso Gurtel. Este periódico es muy útil: nosotros lo utilizamos para proteger la encimera cuando preparamos fritanga, pues absorve muy bien toda la mierda.
- En alguna ocasión leí que amar es un acto cargado de fascismo, porque exige una fe totalitaria, fundamentalista, excluyente, egoísta y facha. Así que todos somos un poco fachas, o al menos así lo creo, y sin ningun sentimiento de culpa además. Aunque...bien pensado, se supone que el amor es cosa de gente de izquierdas, porque a la gente de derechas sólo les importa el dinero, ¿no? De hecho, la gente de derechas es menos humana que los demás. Ahí tienes a Losantos y a De La Sota, que son lo peor. De hecho, ser de izquierdas significa odiar al PP. Pero un odio sin fascismo, claro, porque el fascismo casa mas con el amor.